La obra está realizada a partir de la técnica mixta, combinando la acuarela con el pastel y lápices polychromos, y sobre un formato de papel de 80 x 60 cms. Formalmente, la obra consiste en un retrato de Nuestra Señora de la Merced, soberbia imagen sin duda del círculo de Juan de Mesa, sosteniendo al Niño y atributos propios de su iconografía, emergiendo de un fondo a listas horizontales evocadoras de las que decoran tan característicamente la fachada del Templo Catedralicio, con ese color tan singular.
La idea de aludir a la Catedral es necesaria, al estar este templo desde su origen consagrado a Nuestra Señora de la Merced como iglesia conventual de los Mercedarios. Este monumento es clave para comprender el imaginario de la identidad de Huelva y su idiosincrasia, y se pretende con esto difundir la relación inherente entre este templo y la imagen de la Virgen de la Merced, reflejándose en la obra con esa fusión de las manchas que conforman la representación de la imagen con la fachada. Imagen portentosa que representa a una Virgen imponente, envuelta en misticismo y unción, de actitud regia pero acogedora en ese gesto de ligera y amable sonrisa. Las distintas manchas en combinación con el pastel y los lápices definen en la mano derecha de la Virgen atributos como las cadenas. Elemento este tan idiosincrático no sólo de la advocación de la Merced, como Redentora de cautivos y Patrona de la libertad, sino también del magnífico modo en que la Hermandad de la Merced (Vulgo de los Judíos) enlaza la Gloria con la Pasión. Pues es la Merced la representación gloriosa de la Madre de Jesús de las Cadenas, que padece cautivo y sufre preso bajo este elemento que da nombre a su advocación. También, además del cetro como Reina de los Cielos y Tierra, la señora porta colgado a su muñeca el escapulario ocupado esta vez por el escudo de la corporación en que el carácter mercedario preside un protagonismo importante.
Este escudo da firma a una serie de epígrafes que completan esta obra de función anunciadora: “Procesión de la Merced” y la fecha en que tendrá lugar, en cuyas letras se ha dado cabida a los tonos rojizos en la paleta cromática de esta pintura, en alusión al carácter sacramental de la cofradía; y “Huelva”, que aparece luminosa junto a las cadenas rotas como invocación a la Merced como refugio y esperanza libertadora para los onubenses presos, en una visión actual del cautiverio ejercido por los miedos, la enfermedad física o emocional, la violencia, la discriminación o las fobias.
(Manuel Caliani)
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